El azul oblicuo
de una mañana fría
impregna a cada esquina.
Las montañas rendidas
continúan sus oraciones
inclinadas hacia el cielo,
mientras que las calles
menos beatas
sonríen en tumultos,
dirigidas hacia un verde que
sigue allí, también de soslayo
imperturbable, profundo.
domingo, 17 de febrero de 2019
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